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" VII. ARQUEOLOGÍA POLITIZADA

La evocación histórico-arqueológica ha sido por siempre y universalmente materia de manipulación. Ideólogos y ensayistas políticos, de los más diversos 'frentes' se consagran todavía a esta tarea.

No se trata aquí de denigrar ni tampoco de rendir culto a una orientación ideológica-partidaria en particular, ni mucho menos el negar sus presencia histórica; lo que se desea es resaltar la voluntad de sus teóricos de adulterar la trama histórico-arqueológica con propósitos propagandísticos de encumbrar e imponer el ideario político de su elección.

Las distorsiones del material histórico son especialmente evidentes cuando politólogos maquillados de investigadores del pasado lanzan 'ensayos' histórico-arqueológicos.

El politólogo que manipula el pasado y lo propala adulterado, actúa de acuerdo a lo que califica de 'compromiso', que no es otra cosa que la subordinación total para con determinado lineamiento ideológico. Por lo mismo, y aunque utilice en alguna medida métodos y técnicas propias de la investigación del pasado, y aun exhiba etiqueta de historiador o de arqueólogo, primará en él su 'compromiso' partidario.

La labor proselitísta de los distorsionadores profesionales del pasado no sólo está dirigida a las grandes mayorías. Profesionales jóvenes, y aun estudiantes, reciben especial 'tratamiento' propagandístico, a fin de ganar su 'compromiso' y convertirlos en nuevos generadores de trama histórica sutilmente manipulada. Una falacia, introducida entre elementos 'fáciles de reclutar' y aceptada como 'convincente', es que es absolutamente imposible en grado alguno aproximarse al pasado libre de prejuicios.

El 'luchador social', cuando presumiendo de historiador o de arqueólogo, distorsiona el pasado para convertirlo en palanca para imponer sus dogmas o 'compromiso' político-partidario, corrompe el campo histórico-arqueológico desde el punto de vista de la investigación profesional.

La trayectoria histórica en general, aparece plagada de adulteraciones destinadas a apuntalar 'causas dignas'. Así por ejemplo, en siglos pasados, durante la etapa colonial peruana, encontramos a 'historiadores' atrincherados en fundamentar la tesis de la legitimidad de la conquista española del Incario, especialmente entre los cuadros de escritores 'toledanos'.

Otro ejemplo, es el relato de Manco Cápac, que lo retrata como a un ser casi omnipotente, con enjundia divina, nada menos que hijo del Sol y enviado para que él y los de su estirpe, solamente, gobiernen el mundo andino. En su tiempo esta versión no era un 'mito', sino una 'verdad', propagada "como artículo de fe" entre el pueblo según refieren escritores antiguos.

Juicios de valoración aparte, tampoco el relato de Vichama pasa de ser, en lo fundamental, más que una patraña propagandística acomodada a supuesta trama histórica. De acuerdo a esta 'tradición' preincaica, el Sol pobló el mundo dejando caer tres huevos, uno de oro, el otro de plata y el último de cobre. Del de oro salieron los nobles, del de plata las mujeres de éstos, y del de cobre "la gente plebeya o sea los mitayos y sus mujeres". Recurriendo a este dogma, presentado como 'histórico', se explicaba la condición social del individuo y justificaba el detentar la 'nobleza' privilegios, todo acondicionado desde la cuna misma y por disposición divina...

Por las consideraciones expuestas, estimamos que los investigadores del pasado deberían recusar la presencia de todo 'compromiso' consciente: fuera este de raíces religiosas, nacionalistas, o proveniente del deseo de contar con un valioso "instrumento activo de la lucha social", para utilizar una terminología muy usada por politólogos del presente de México y del Perú.

Un accionar esforzado en evitar prejuicios ideológico-partidarios en la indagación del pasado, no equivale, empero, a acometer la investigación de modo simplista: tan sólo describiendo objetos u ordenándolos cronológica y estratigráficamente. Los estudiosos de antaño ya advertían sobre la importancia de acercarse a una "historia interna", "historia institucional", o a la captación de los "fenómenos históricos". Esta antigua preocupación reaparece rebautizada hoy, para nutrirla de un toque novedoso, con el nombre de "proceso cultural".





El Comercio, 24 de marzo de 1987




TEORÍAS E HIPÓTESIS DE TRABAJO SUSTENTADAS POR EL IAA

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II. ORIGEN DE LOS CHACHAPOYAS

III. PROYECTO CHAVÍN DE HUÁNTAR: CONCLUSIONES

IV. RELIGION ANDINA: UNA NUEVA PERSPECTIVA

V. GESTACIÓN Y ROSTRO DE LA CIVILIZACIÓN ANDINA: UNA NUEVA PERSPECTIVA

VI. MACHU PICCHU: NUEVOS ENFOQUES

VII. ARQUEOLOGÍA POLITIZADA